Hijos de la Tierra
Llanuras del tránsito
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Jondalar quería haber partido temprano la mañana siguiente, pero, antes de hacerlo, Ayla deseaba regresar y saludar a las amistades que había hecho en el Campamento del Espolín.
La pradera abierta, de colinas suavemente onduladas y horizontes lejanos, por donde habían viajado después de salir de la Reunión de Verano, se elevaba cada vez más.
(Auel, 2014, pp. 26-44)